D. Donaciano Dujo, Presidente de ASAJA Castilla y León, ha escrito un artículo muy interesante en Euroganadería.eu (“Vino sin viticultores”, 13 de noviembre de 2023). Como “por San Andrés, el mosto, vino es”, puede ser la ocasión de echar cuentas de la campaña de vendimia y ver si el vino seguirá siendo un motor para la agricultura y el medio rural.

El autor empieza en positivo para acabar con tintes violáceos profundos, nada optimistas (¿variedad Tinta del País?). Alguien diría que lo habitual entre los agricultores de todos los tiempos, al menos, lo habitual si se quiere hacer una denuncia. Aquí la denuncia es que los grandes grupos vitivinícolas se están asentando en Castilla y León y cuyo “objetivo, claro y contundente, es que solo queden bodegas, y cargarse a los viticultores”. Lo hacen “con una viticultura más mecanizada y con un puñado de temporeros”, “desligándose cada vez más de la tierra”. Su estrategia de predominio queda desenmascarada al escribir que quieren “convertirse en la única voz del sector del vino, de la viña a la botella, y quitarse de encima a los viticultores”, ya que estos venderán sus tierras a las bodegas porque los bajos precios los pondrán ante la tesitura de “arrancar las viñas o vender”. Como resultado, las bodegas estarán doblemente representadas en los Consejos Reguladores, como elaboradores y como productores.

La denuncia es contundente e imagino, porque ASAJA está a pie de campo, realista. Les invito a que lo lean, porque es muy interesante y porque yo he hecho mi lectura que puede ser sesgada. A veces, cuando se denuncia algo complejo, se dispara a todos sitios y más de un perdigonazo puede escocer a quien no debía.

En mi opinión, está cristalizando un nuevo momento en la industria del vino de calidad, de la que Castilla y León es un buen exponente. Tras superar la moda de los vinos varietales, se ha vuelto a los vinos de autor y a valorar el modo de hacer de cada bodega. Por zonas sigue habiendo la dominancia de algunas variedades, pero, como antes, el consumidor español pide por regiones y bodegas y menos por el nombre de la uva. El cliente, que ha seguido aprendiendo a beber y a apreciar el vino, busca sabores clásicos, pero también quiere que lo sorprendan con nuevas líneas, mezclas y estilos.

Posiblemente, el enólogo de la bodega esté adquiriendo cada vez más peso. De hecho, algunos tienen pose y fichaje de celébrity. El enólogo de la bodega quiere un mayor control de la uva, como garantía de calidad del proceso total, y esto lleva a la bodega a incorporar terrenos. Esto no es más que una nueva versión del estate del Valle de Napa, el domaine en Francia o el chateau de Burdeos. Para una escuela de negocios sería una integración vertical, en una industria milenaria es extender el arte desde el inicio. Además, la bodega se abre a otras posibilidades como a generar paisaje, el enoturismo, comercialización directa y la alegría mediterránea de vivir.

Entonces, el Presidente, ¿tiene razón? Sí, para eso es el Presidente, y no, porque mezcla churras y merinas. Sí, en que muchos agricultores están produciendo algo (uva) en cantidades y modo que no interesa y que eso lleva a precios ruinosos, pero esto es no nuevo ni hace falta pasar por las aulas de Salamanca para darse cuenta. Y no, porque quejarse de las bodegas, denominaciones y el Ministerio de Agricultura no lleva a nada y es injusto, ya que no son totalmente responsables de la situación.

En este contexto, el asociacionismo podría ayudar a los viticultores a aprovechar el tirón. Alguien se sorprenderá porque son las soluciones de siempre, pero aplicadas con nueva cabeza. Si somos serios diremos que el problema tampoco es nuevo, luego puede tener sentido adaptar una receta ya experimentada. Pienso en el asociacionismo cooperativo clásico, pero formado por socios seleccionados y orientados a la calidad. También pienso en un asociacionismo (que tenga la forma jurídica que más convenga) entre bodega y agricultores de manera que todos trabajen alineados, generosamente y con objetivos comunes de forma estable, no sólo en el momento de vender la uva.

No quiero olvidarme de lo positivo de la vendimia de 2023 que también recoge D. Donaciano: la vendimia ha sido corta en producción, pero de calidad excelente. Lo que en términos enológicos y de mercado nos deberían llevar a fantásticos vinos e inmejorables precios (vintage con precios super-premium, que dirían los cursis del vino).

¡Salud!

Juan Urbano

Madrid, 17 noviembre de 2023

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